DIMENSIONES ÉTICAS Y ESTÉTICA DE LA OBRA LITERARIA
Cuando leemos una obra literaria, ¿solo nos importa de ella su belleza?, ¿qué pasaría si una obra fuera bella, pero difundiera valores morales negativos para la humanidad?
Estas preguntas tienen que ver con dos niveles importantes a la hora de valorar la literatura: la ética y la estética. Dichas dimensiones se combinan como elementos de análisis que permiten, justamente, no caer en lecturas que solo enfatizan el uso de recursos estilísticos (la estética), sino que atienden, además, a lo que la obra dice en cuanto a la defensa o crítica sobre determinadas conductas humanas (la ética). En este sentido, una obra literaria posee relevancia cuando es capaz de conjugar ambos elementos, de manera que no solo sea importante cómo se dice (la estética), sino, también, qué mensaje o visión sobre la conducta humana plantea (la ética).
La dimensión ética
Podemos definir “ética” como el conjunto de normas que dirigen la conducta humana y conviene observar cómo se representa en la obra literaria, es decir, cómo una obra literaria se interroga sobre la moral o sobre la pertinencia de determinados actos humanos y los valores que los sustentan en contextos determinados.
Esto implica reconocer que la literatura ofrece un discurso que, aunque ficticio, está atravesado por los valores del mundo real. Asimismo, significa que el escritor elige qué valores morales privilegiar o rechazar y, en función de eso, propone una visión de mundo.
La dimensión estética
Esta dimensión está vinculada con la tarea del escritor de construir, a través de palabras, mundos verosímiles, que sean capaces de sensibilizar al lector.
Con el fin de estudiar la estética literaria, décadas atrás, la teoría literaria estaba enfocada en identificar la intención del autor al escribir su obra. En la década de los 70, surgió una teoría que fijó la atención en el rol del lector, en cuanto este es quien completa el sentido de la obra, pues este sentido siempre resulta indeterminado. A esta teoría se le conoce como estética de la recepción.
Estas preguntas tienen que ver con dos niveles importantes a la hora de valorar la literatura: la ética y la estética. Dichas dimensiones se combinan como elementos de análisis que permiten, justamente, no caer en lecturas que solo enfatizan el uso de recursos estilísticos (la estética), sino que atienden, además, a lo que la obra dice en cuanto a la defensa o crítica sobre determinadas conductas humanas (la ética). En este sentido, una obra literaria posee relevancia cuando es capaz de conjugar ambos elementos, de manera que no solo sea importante cómo se dice (la estética), sino, también, qué mensaje o visión sobre la conducta humana plantea (la ética).
La dimensión ética
Podemos definir “ética” como el conjunto de normas que dirigen la conducta humana y conviene observar cómo se representa en la obra literaria, es decir, cómo una obra literaria se interroga sobre la moral o sobre la pertinencia de determinados actos humanos y los valores que los sustentan en contextos determinados.
Esto implica reconocer que la literatura ofrece un discurso que, aunque ficticio, está atravesado por los valores del mundo real. Asimismo, significa que el escritor elige qué valores morales privilegiar o rechazar y, en función de eso, propone una visión de mundo.
La dimensión estética
Esta dimensión está vinculada con la tarea del escritor de construir, a través de palabras, mundos verosímiles, que sean capaces de sensibilizar al lector.
Con el fin de estudiar la estética literaria, décadas atrás, la teoría literaria estaba enfocada en identificar la intención del autor al escribir su obra. En la década de los 70, surgió una teoría que fijó la atención en el rol del lector, en cuanto este es quien completa el sentido de la obra, pues este sentido siempre resulta indeterminado. A esta teoría se le conoce como estética de la recepción.
PERSPECTIVA DE GENERO
¿Qué papel juegan los personajes femeninos y masculinos en una obra literaria?, ¿en qué medida estos desarrollan una vida autónoma o se hallan sujetos a relaciones de dominación?, ¿qué papel juega la sociedad en la conformación de los roles hombre-mujer que se presentan en el relato?
Cuando hacemos este tipo de preguntas a los textos literarios, los estamos analizando desde una perspectiva de género. Esta rama de estudios literarios surgió tras los aportes al concepto de género de la filósofa y escritora feminista Simone de Beauvoir y el psicoanalista Jacques Lacan, entre otros influyentes pensadores, a mediados del siglo XX.
No confundas el sexo con el género. El primero sirve para referir las diferencias anatómicas y fisiológicas entre hombres y mujeres, mientras que el segundo se refiere a la construcción social de lo femenino y lo masculino.
Cuando hacemos este tipo de preguntas a los textos literarios, los estamos analizando desde una perspectiva de género. Esta rama de estudios literarios surgió tras los aportes al concepto de género de la filósofa y escritora feminista Simone de Beauvoir y el psicoanalista Jacques Lacan, entre otros influyentes pensadores, a mediados del siglo XX.
No confundas el sexo con el género. El primero sirve para referir las diferencias anatómicas y fisiológicas entre hombres y mujeres, mientras que el segundo se refiere a la construcción social de lo femenino y lo masculino.