EL LENGUAJE Y LA REPRESENTACIÓN
El desarrollo del lenguaje es, sin duda, uno de los mayores logros de la evolución, marcando decisivamente el curso de esta última, ya que a través del lenguaje se hizo posible almacenar y transmitir información valiosa para la supervivencia del ser humano. En la actualidad, nos comunicamos para transmitir mensajes y darnos a entender en lugares como nuestra casa o nuestro trabajo, y gracias a eso nos integramos adecuadamente en una sociedad. Ese es el nivel práctico del lenguaje. El otro nivel del lenguaje es elestético, donde las palabras constituyen un fin en sí mismas, sin estar necesariamente al servicio de un fin práctico. Aquí es donde el lenguaje recupera su opacidad (que en lo cotidiano es desplazada por la claridad que requiere la comunicación fluida y eficaz) y donde los significados se multiplican, se cruzan y se hacen ambiguos, todo gracias al poder representativo del lenguaje. Veamos esta cualidad con mayor detención.
Cada lengua implica una manera única de ver el mundo. Las tribus de las zonas árticas, por ejemplo, tenían un sinnúmero de palabras para referirse a los distintos tipos de blanco, mientras que en las zonas tropicales como Brasil, tienen igual o mayor número de palabras para referirse al color verde. Esto es solo un ejemplo de cómo el entorno influye en la construcción de un lenguaje, el cual existe como algo único. A través del lenguaje recreamos sucesos pasados, presentes e incluso futuros, cuando hablamos hipotéticamente. También es posible que alguien, dotado de la autoridad adecuada, instaure una nueva realidad con tan solo pronunciar un par de palabras: pensemos en lo que dice el sacerdote en un matrimonio o cuando se da comienzo a algún evento protocolar. Una vez que ciertas palabras son pronunciadas, ya nada vuelve a ser lo mismo. Este es el poder que aún conserva la palabra, facultad que conserva desde aquellos tiempos donde el brujo de la tribu se comunicaba con los dioses utilizando vocablos que solo él sabía cómo pronunciar.
Cada lengua implica una manera única de ver el mundo. Las tribus de las zonas árticas, por ejemplo, tenían un sinnúmero de palabras para referirse a los distintos tipos de blanco, mientras que en las zonas tropicales como Brasil, tienen igual o mayor número de palabras para referirse al color verde. Esto es solo un ejemplo de cómo el entorno influye en la construcción de un lenguaje, el cual existe como algo único. A través del lenguaje recreamos sucesos pasados, presentes e incluso futuros, cuando hablamos hipotéticamente. También es posible que alguien, dotado de la autoridad adecuada, instaure una nueva realidad con tan solo pronunciar un par de palabras: pensemos en lo que dice el sacerdote en un matrimonio o cuando se da comienzo a algún evento protocolar. Una vez que ciertas palabras son pronunciadas, ya nada vuelve a ser lo mismo. Este es el poder que aún conserva la palabra, facultad que conserva desde aquellos tiempos donde el brujo de la tribu se comunicaba con los dioses utilizando vocablos que solo él sabía cómo pronunciar.
LAS ARTES ESCÉNICAS Y PLÁSTICAS
Normalmente relacionamos el concepto “lenguaje” con el habla o la escritura, siempre pensando en la palabra como el código de comunicación. Si reflexionamos un poco más, nos damos cuenta de que hay otras formas de comunicar; los gestos, la mirada, el tono de voz, las pausas, símbolos y señales como las del tránsito, etc., es decir, elementos que clasificamos bajo los conceptos de comunicación para verbal y no verbal.
Estos elementos son empleados cotidianamente como complementos del habla, pero en muchos casos son más que simples complementos y pueden adquirir un mayor protagonismo a la hora de comunicar un mensaje.
Por ejemplo, en las artes escénicas y plásticas, el lenguaje va mucho más allá del uso de la palabra; lo que el emisor quiere comunicar puede ser representado mediante diversos lenguajes, verbales y no verbales, que cobran sentido en sí mismos.
Las artes escénicas se refieren a toda forma de expresión y representación, capaz de inscribirse en una escena. Las principales son el teatro, la danza y la música, pero otras manifestaciones como los carnavales, el circo, ritos religiosos y fiestas populares, también pueden clasificarse dentro de las artes escénicas.
Los espacios escénicos donde se desarrollan estas expresiones artísticas son diversos. Tradicionalmente, existen lugares pensados para estos fines; salas de teatro, auditorios, anfiteatros, etc., pero es posible montar representaciones en espacios no tradicionales, especialmente cuando se trata de artes escénicas experimentales, como la porformance, que muchas veces se concibe como una intervención de espacios urbanos y pierde sentido al ser representada en un teatro o museo.
Estos elementos son empleados cotidianamente como complementos del habla, pero en muchos casos son más que simples complementos y pueden adquirir un mayor protagonismo a la hora de comunicar un mensaje.
Por ejemplo, en las artes escénicas y plásticas, el lenguaje va mucho más allá del uso de la palabra; lo que el emisor quiere comunicar puede ser representado mediante diversos lenguajes, verbales y no verbales, que cobran sentido en sí mismos.
Las artes escénicas se refieren a toda forma de expresión y representación, capaz de inscribirse en una escena. Las principales son el teatro, la danza y la música, pero otras manifestaciones como los carnavales, el circo, ritos religiosos y fiestas populares, también pueden clasificarse dentro de las artes escénicas.
Los espacios escénicos donde se desarrollan estas expresiones artísticas son diversos. Tradicionalmente, existen lugares pensados para estos fines; salas de teatro, auditorios, anfiteatros, etc., pero es posible montar representaciones en espacios no tradicionales, especialmente cuando se trata de artes escénicas experimentales, como la porformance, que muchas veces se concibe como una intervención de espacios urbanos y pierde sentido al ser representada en un teatro o museo.